Cada año, por estas fechas, la Agencia Estatal de Meteorología alerta a la población del incremento de las temperaturas y de los riesgos de padecer un golpe de calor.
Cuando se sufre un golpe de calor, el cuerpo no puede regular la temperatura y ésta va incrementándose, con los consecuentes síntomas de aviso: piel enrojecida, caliente, seca, pulso rápido, dolor de cabeza, confusión, debilidad, insomnio, calambres musculares, náuseas, vómitos, convulsiones, pérdida de conocimiento.
Las personas con mayor probabilidad de sufrir esta alteración son los niños menores de cuatro años; los ancianos; las personas con enfermedades crónicas o que tomen medicación; y quienes hagan esfuerzos físicos al aire libre, ya sea por trabajo o por deporte.
Así que para evitar disgustos y combatir el calor, lo mejor es tomar medidas preventivas como las siguientes:
- Beber frecuentemente agua sin esperar a tener sed y asegurarse de que niños y ancianos también lo hagan.
- No abusar de los líquidos y refrescos que contengan cafeína o grandes cantidades de azúcar y evitar el alcohol.
- Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos...).
- Protegerse de la exposición directa al sol, sobre todo en las horas centrales del día, utilizando gorros, viseras, sombreros, protectores solares, gafas con filtros ultravioletas.
-Usar ropa clara, ligera, holgada y que deje transpirar.
- Refrescarse a menudo y permanecer el mayor tiempo posible en lugares sombríos, frescos, o climatizados.
- Evitar los esfuerzos físicos o la práctica de deportes en las horas de más calor.
- Bajar las persianas cuando el sol incida directamente sobre las ventanas.
- Proteger y prestar especial atención a bebés y niños pequeños, ancianos y personas con enfermedades mentales o físicas que puedan agravarse con el calor y la deshidratación como, por ejemplo, los trastornos cardíacos.
- No dejar a nadie en un vehículo estacionado, cerrado y sin ventilación.
Ante un golpe de calor lo primero que se debe hacer es pedir ayuda médica y permanecer en un sitio fresco. Enfriar el cuerpo poniendo paños de agua fría, mediante una ducha o envolviendo a la persona afectada con una sábana mojada.
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